Por dónde empezar: sus libros les cambiaron la cabeza política a varias generaciones y, al nombrarlos, sus lectores se referían a ellos abreviando los títulos: “las zonceras”, “el medio pelo”, es decir, los llamaban por esas palabras/conceptos que Jauretche inventaba, forjaba y dotaba de nuevo significado. Cuando alguien dice «zonceras», «medio pelo», «vendepatria» o «cipayo», está siendo jauretchiano. Aunque no lo sepa.
La editorial me pidió como condición que en todas las tapas apareciera una foto de Arturo y como siempre trabajamos con pocos recursos no había forma de conseguir 20 fotos de calidad suficiente para ser publicadas, por eso trabajé sobre la foto que me parecía más emblemática para construir la colección alrededor de su figura. Su figura es icónica, sus conceptos/palabras también. Mi tarea fue buscar la forma menos forzada para lograr impacto, novedad y coherencia sin caer en obviedades.
Me gustaba porque la colección se volvía más cálida, como un día peronista, e incluso tanguera (Jauretche era íntimo de Homero Manzi)